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agosto 7, 2015 10:28 am

Cien voluntarios construyen sede social para aldea de emergencia Nueva Esperanza

La vivencia de invierno 2015 de Desafío Levantemos Chile tenía un foco definido: seguir ayudando a los damnificados de los aluviones que azotaron el norte de nuestro país en marzo, fortaleciendo también los lazos con ellos y ayudándoles en distintas labores, como la limpieza de barro que aún impera en la zona.

Un centenar de jóvenes se trasladaron el domingo 19 de julio a Chañaral, liderados por Valentina Fisher, jefa del voluntariado de Desafío Levantemos Chile. Retornaron el 25 del mismo mes y para Fisher no hay doble lectura acerca del balance del evento: “Se cumplió con todo lo que fuimos a hacer, de verdad que salió increíble”.

Se viajó a la región de Atacama con tres metas establecidas: construir una sede social para la aldea de emergencia Nueva Esperanza; limpiar el barro del polideportivo de la localidad; así como realizar actividades y múltiples juegos con los niños de la zona. Se trata, además, de compartir con los demás habitantes y familias, ya que parte fundamental de la vivencia radica en formar lazos con las personas con el objetivo de que el voluntario pueda ser la voz de los sin voz y de dar a conocer la distintas realidades que Chile tiene.

«Para cumplir tus sueños y metas necesitas un equipo, la comunidad de Nueva Esperanza requiere de ese empuje y la sede es una parte fundamental para que eso ocurra. La mayoría de los vecinos no se conocían de antes, cada uno vivía su rutina en sus espacios. Hoy, se ven obligados a compartir un reducido espacio, una casa sin piezas, con baños químicos y sin agua potable. La sede pasa a ser un centro de encuentro, donde las familias puedan tener otro espacio de rutina, donde puedan compartir con los demás, tener reuniones, una sede es el centro de la comunidad«, expone la líder de los voluntarios de Desafío Levantemos Chile.

Además, se hicieron las labores de remoción de lodo del polideportivo de Chañaral. “Limpiamos todo el escenario y despejamos el pasillo. Si bien aún el establecimiento no está operativo, sin duda es un paso adelante”, destaca Fisher.

Desde la aldea de emergencia Nueva Esperanza se recibió toda la asistencia con suma gratitud. Así lo matiza José Fernández, vecino y dirigente de la zona: “Acá no podemos decir nada de los voluntarios. Los muchachos se han portado un siete. Llegaban temprano por las mañanas y se quedaban todo el día ayudando, construyendo, entreteniendo a nuestros niños y compartiendo con las familias que vivimos en este sector. Ellos nos han ayudado para que las cosas funcionen y no perdamos el ánimo. Nos emociona saber que existen jóvenes comprometidos con los afectados”.

En total, son más de 180 las familias que se vieron beneficiadas por el trabajo llevado a cabo por los voluntarios de Desafío Levantemos Chile. La vivencia pudo ser realizada gracias al apoyo de Easy, que donó los implementos materiales para las labores realizadas en Chañaral, así como de Anglo American, que dispuso de los buses para el transporte de los jóvenes.