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julio 8, 2014 9:14 pm

[Columna] «Códigos de Camarín» por Pedro Smith

Pedro Smith 2

Estos caso y el de muchos, está muy lejos del paradigma del ganar-ganar, donde con toda transparencia nos podemos situar en una ventaja favorable, pero tomando en cuenta a la otra parte y sus necesidades, logrando que ambas partes ganen.

En cada esquina, podemos apreciar como las personas están con una fiebre mundialera por el campeonato de fútbol que se está realizando en Brasil. Dada la contingencia, he decidido cotejar los códigos que maneja un equipo de fútbol con lo que ocurre al interior de un emprendimiento, y en mayor medida en la gran empresa.

Primero, comenzaré analizando lo que es un código. Definido básicamente, como un conjunto de elementos que se combinan siguiendo ciertas reglas y que son interpretables, lo cuál permite intercambiar información. Para que el mensaje sea entendido, será necesario que el emisor y el receptor utilicen el mismo código. Vale decir que dentro de un organismo como un equipo de fútbol o una organización se generan estrategias que permitan fortalecer, potenciar y mejorar el funcionamiento. Específicamente el técnico de la selección chilena Don Jorge Sampaoli, que realiza sus entrenamientos en privado para que no conozcan las estrategias o códigos que usará el equipo en el partido oficial.

En el caso de una gran empresa, podemos observar que ocurre algo similar donde todos los empleados manejan una forma de comunicarse con respectivos códigos o exigencias internas, cuyo propósito sea el de realizar un trabajo eficiente en post de los beneficios de la organización. Pero como dice el arbitro Enrique Osses en una columna que escribió: “El código de camarín, muchas veces bloquea la verdad, la transparencia y la disposición al trabajo de excelencia, por lo que impide que cualquier trabajador de este país pueda aspirar. En varias empresas de nuestro Chilito, hay jefes que hablan golpeado para sacar rendimiento y producción. Y al que no le gusta se va”. Para mí, esto hace referencia a una parte oculta, que no está escrita y que menos tiene forma o lógica alguna, pero que muchas aceptan las condiciones ya que no tienen otra alternativa. Se trata de una especie de conspiración, en torno a algún objetivo en especial que generalmente se relaciona con poder o dinero. Dónde el más débil termina cediendo ante los manejos inescrupulosos con mejor posición.

El primer recuerdo que tengo de alguna experiencia de este estilo, fue cuando íbamos a jugar futbol entre colegios y teníamos como DT el papá de un amigo, que por cierto no era bueno para el fútbol pero todas las semanas era puesto fijo y de delantero!!!. Desde ese entonces, he ido percibiendo algunas de estas malas prácticas. Otro ejemplo de ello, es lo que pasó con FIFA al momento de realizar el sorteo del mundial, cambiando el nombre de las bolitas para privilegiar a los asociados a esta corporación. Éste caso, también se da a nivel de las empresas donde hacen esperar hasta más de 3 meses para realizar el pago a sus proveedores, en su mayoría micro y pequeñas emprendedores que hacen malabares para sobrevivir.

Hace ya un tiempo, un emprendedor que elaboraba cuchuflies, tenía el sueño de vender en un gran cadena de supermercado, por lo que con el equipo de Emprendimiento de Desafío Levantemos Chile, lo ayudamos a generar el contacto y al enterarse de las condiciones de compra vio su sueño rápidamente derrumbado.

Estos caso y el de muchos, está muy lejos del paradigma del ganar-ganar, donde con toda transparencia nos podemos situar en una ventaja favorable, pero tomando en cuenta a la otra parte y sus necesidades, logrando que ambas partes ganen.

Los códigos de camarín en distintos escenarios y con distintos personajes seguirán existiendo, pero el desafío es de todos nosotros para detectarlos y enfrentarlos. No debemos hacerlo de manera violenta, sino que observando la necesidad, sintiendo la emoción, dándonos cuenta de la necesidad de cambio para que finalmente se realice la petición de ésta. En el caso del mundial y la desigualdad social en Brasil, es una oportunidad para generar empatía con las personas en desigualdad social y tomar medidas concretas que las ayuden a vivir en forma mas digna. La idea es que todas las partes terminen ganando. Así podremos estar en presencia de una ecuación que contemplará como parte del propósito a los más abandonados para dar soluciones a sus problemas y que tengan una forma de vida más digna.

Fuente: El Dínamo